Tras muchos años, el deporte del Atlántico sigue en Cuidados Intensivos

Por Alvaro Torres Moreno, Socio Emérito de Acord Atlántico.

Nota del Editor: Esta nota periodística se escribió a principios de 2016, en medio de los “análisis profundos” sobre la debacle de Atlántico en los Juegos Nacionales del 2015, en que obtuvo 4 medallas de oro y el puesto 14 en el cuatro general. Falta mucho, mucho más, aunque es justo reconocer la voluntad política existente entre la totalidad de miembros de la Duma, y del Gobernador del Atlántico, Eduardo Verano de La Rosa, por sacar el deporte y la recreación de la sala de cuidados intensivos en que nunca ha debido estar. ¡Por ahí es la cosa!

Todo fue alegría, pasión, sentimiento.  Los aficionados apostados en la plaza de San Nicolás vitorearon al unísono el triunfo de Atlántico sobre Bogotá, 5 a 1, en el estadio “Los Libertadores” de Medellín, el 29 de diciembre de 1932, para obtener el título en futbol de los II Juegos Olímpicos Nacionales.

La versatilidad de sus jugadores, la técnica y el esquema de juego hicieron posible lo que ya se conocía a través de la corta historia de este deporte en Colombia que tuvo su origen en nuestra ciudad, que registra el 6 de agosto de 1904 como fecha del primer partido oficial disputado  entre dos equipos conformados, en su mayoría, por ingenieros, ejecutivos y  mecánicos ingleses que laboraban en la construcción del ferrocarril Barranquilla- Puerto Colombia.

El frenesí del triunfo hizo olvidar que, para el desplazamiento a Medellín, el delegado y entrenador del seleccionado local, Efraín Borrero Castro, recurrió a los dineros recaudados en un partido disputado en el estadio Moderno entre dirigentes, árbitros y cronistas deportivos.

Y esa ha sido la constante en el deporte del Atlántico. Es como si el tiempo se hubiese detenido, se hubiese congelado y, de esta manera, para el tiempo, el deporte en el Atlántico ha estado internado en una Unidad de Cuidados Intensivos, con la anuencia e indiferencia de quienes tienen la responsabilidad social de buscar o implementar acciones que permitan a la actividad abandonar este estado quejumbroso donde hoy se encuentra sumido.

¿Que en antaño se lograron grandes triunfos? Si, ello es cierto. ¿Pero y como lo lograron? No era fácil, pero estos deportistas aficionados se acorazaron de manera que   siempre pudo más el tesón, el sentimiento, el amor por el deporte, por su ciudad, por su departamento, para derribar   los obstáculos económicos que hoy aún subsisten. Ellos, los deportistas, como ahora, eran los protagonistas de una actividad que formaba parte de su vida, y por eso siempre cabalgaron en solitario por el tortuoso y abrupto camino hacia la gloria.

VOLUNTAD POLITICA

En el departamento del Atlántico es muy poco, por no decir nada, el interés de quienes deben responder ante la sociedad por un compromiso social. Y el deporte es uno de ellos.

Pareciera que desconocen – y para que, si a ellos no les interesa-  el sólido argumento expuesto por el Dr. Carlos Uribe Echeverri, un representante  a la Cámara del departamento de Antioquia, que argumentaba  brillantemente en la exposición de motivos que dio lugar a la aprobación de la Ley 80 de 1925 que creo normas sobre educación física y las plazas de deportes, que en otros países donde ya se habían implementado estas acciones    ( Alemania, Estados Unidos, Uruguay, Chile , Argentina, entre otros)  había disminuido en un 30% la delincuencia infantil.

Recuerdo, hace muchos años, por allá a finales de los años 80, del siglo pasado, que se reglamentó la Tasa de Seguridad en el departamento del Atlántico y un 30% lo destinaban al deporte y con ese dinero se construyeron los estadios de Beisbol  Menor en Barranquilla., De la misma manera, esos recursos administrados por el FESORD, dirigido por el Dr. Areció Goenaga (q.e.p.d), furibundo dirigente deportivo de Baranoa, apoyaba las diferentes actividades deportivas y  recreativas, convirtiéndose  este impuesto en el  báculo que permitía sostener tan inmenso  enfermo social..

Pero esta especie de “respirador artificial” le fue retirado por completo para direccionarlo a insumos que para nuestros dirigentes políticos representan seguridad, convivencia, integración. Hoy, sin duda, el número de policías es infinitamente superior al número de profesores de Educación Física porque, entre otras cosas, desaparecieron en la básica primaria, y es, de la misma forma, infinitamente superior al número de entrenadores, preparadores físicos y monitores quienes, la mayoría de ellos, ejercen el cargo ad honorem y los otros tienen que conformarse con una remuneración mensual inferior, muchas de las veces, al salario mínimo.

Hoy, con los ingresos de la Tasa de Seguridad se compran motos, radio patrullas, pistolas, balas, pero no se entregan a nuestros deportistas bates, balones, manillas, guantes, bolas de beisbol. Al final, el resultado de la inversión para   seguridad y salud es, por demás, decepcionante por el aumento galopante de la criminalidad, delincuencia, drogadicción, alcoholismo, y   enfermedades crónicas.

Otra fuente de financiación   que no se ha mutilado al deporte es el 4% del 11.6% de Propósito General del SGP pero que, igual, no tiene al deporte y a la recreación receptores directos ya que queda al libre albedrio de los alcaldes municipales, en una clara contravención a la Ley.

Lo mismo acontece con el incumplimiento de los alcaldes municipales del departamento del Atlántico al no destinar un monto o porcentaje del presupuesto de ingresos y egresos de cada vigencia fiscal al Fondo de Fomento y Desarrollo Deportivo creado mediante la Ley 19 de 1991. Son estas tres fuentes de financiación un oxigeno importante para que el deporte del Atlántico supere la crisis que atraviesa y que cada cuatro años, al terminar los Juegos Nacionales, se hace visible con el mismo rostro pálido y cuerpo desvencijado por el desinterés de nuestra clase política.

Escarbando nuestra historia conocemos el esfuerzo y sacrificio de los deportistas que son el producto de una generación espontánea más no, en la mayoría de las veces, el resultado de un proceso planificado a mediano y largo plazo. De ahí, que no tenemos un alto número de deportistas incluidos en selecciones colombianas a eventos del ciclo olímpico como lo son los Juegos Bolivarianos, Centroamericanos, Suramericanos y Panamericanos.

El proceso deportivo, como el de cualquier producto, requiere de inversión. El Alto Rendimiento no obedece únicamente a las condiciones naturales del deportista, sino al trabajo metodológico que se planee, ejecute, controle   y supervise periódicamente para medir el rendimiento individual. Y para esto, se requieren recursos económicos que garanticen un producto final de gran nivel competitivo tal y como acontece con Antioquia, Bogotá, Valle, que han logrado llegar a la cima en los grandes certámenes   nacionales e internacionales y de la deslumbrante Bolívar cuyos gobernantes entendieron que el deporte es sinónimo de desarrollo, de productividad a tal punto que en el año 2016 tiene un presupuesto superior a los 41 mil millones de pesos.

No siempre el problema, es la negación de las cosas, Lo anterior permite aseverar que el problema en el deporte del Atlántico no es la falta de recursos económicos, sino la falta de voluntad política con el fin de hacer causa común y gestionar los recursos que el deporte y la recreación requieren.

Un ejemplo palpable  es lo sucedido en el Valle del Cauca en el año 2014 cuando por el desmoronamiento de su mayor fuente de financiación que lo era la estampilla Prodeportes, del decreciente ingreso del impuesto al cigarrillo y del Iva a Licores, el deporte  valluno entro  en una aguda crisis financiera que no le permitía  asumir los costos de preparación de los deportistas , la participación en eventos nacionales e internacionales la dotación de implementos, garantizar las ayudas ergogénicas, cancelar las mesadas a los 150 deportistas apoyados, lo mismo que a entrenadores, preparadores físicos y personal científico.

Fue, entonces, cuando la Asamblea asumió el liderazgo ante el problema y en tres sesiones aprobaron modificar el Estatuto Tributario y canalizar recursos al deporte producto del 80 % de la estampilla Pro desarrollo, el 20 % del Impuesto Automotor y el 100 % del degüello de ganado mayor, Esta modificación al Estatuto Tributario representa hoy día al deporte del Valle del Cauca ingresos anuales de 25 mil millones de pesos.

Es lo anterior una muestra irrefutable del compromiso social de la dirigencia política. Y no era para menos. El deporte y la recreación son factores fundamentales en la competitividad de un municipio, de un departamento, de un país. La consolidación de Colombia en los Juegos Olímpicos y Campeonatos Mundiales no es un resultado de la improvisación, de la suerte, del azar. Es el resultado de muchos años de trabajo, de inversión económica y de la voluntad política de nuestros mandatarios.

UN SALTO LARGO

Si se analiza la proyección de algunos impuestos en el departamento del Atlántico teniendo en cuenta el ingreso proyectado y el servicio de la deuda, el deporte y la recreación en departamento del Atlántico si puede incrementar notablemente las fuentes de financiación para el periodo 2016-2019.

La Estampilla Pro desarrollo no es una nueva fuente de financiación porque desde el punto de vista legal los ingresos por este concepto se tienen que ejecutar en infraestructura educativa, sanitaria y deportiva. Se puede considerar, y es apenas justo, destinar un 30% de estos recursos a una actividad que tiene rango constitucional y que generaría unos ingresos anuales por el orden de los 4.100 millones de pesos.

De la Tasa de Seguridad de puede asegurar que no es otra cosa diferente que devolver al deporte lo que al deporte le fue mutilado dejando un cuerpo inerme que no encuentra la manera de sobrevivir.

Mucho se dice, y en grandes foros se debate, el problema en el departamento del Atlántico relacionado con el incremento de la delincuencia, drogadicción y prostitución. Que la paz, la convivencia, la integración familiar, que lo uno…que lo otro, ¡pero…!  ¿Es ese el problema? ¿No será acaso una causa directa originada por la falta de profesores de educación física en los colegios, de implementos deportivos, de escenarios deportivos adecuados, de entrenadores y monitores?

Si del 30% que le fue mutilado a la Tasa de Seguridad, se aprobara, por lo menos, devolver un  10% del recaudo de este impuesto  representa anualmente 4.000 millones de pesos que se pueden invertir en programas  del sector social comunitario porque los recursos de infraestructura se canalizan a través de la estampilla Pro desarrollo y por Regalías, en cuyo caso se requiere la gestión oportuna en la presentación proyectos con el objeto de que sean materia de  estudio y viabilizarían tal y como lo hizo el departamento de Bolívar para financiar  los grandes escenarios deportivos  que construyo en varios municipios. Aquí, en esta fuente de financiación, no vale la excusa que el departamento del Atlántico no es productor porque si bien ello es cierto, no es menos cierto que el Estado si gira recursos por este concepto, aunque en menor proporción que a los departamentos productores.

En el Valle del Cauca si fue posible reformar el estatuto Tributario y aprobar la destinación de un 20% del recaudo del Impuesto Vehicular al deporte y la recreación lo que representa anualmente 17.000 millones de pesos. En el Atlántico, siendo cautos, y si ello fuere posible, solo con un10% se generarían recursos anuales por el orden de los 6.100 millones de pesos.

Lo mismo podría suceder con el impuesto al consumo de cervezas, sifones y refajos porque la fuente ya existe. Un 10% por este concepto representa 6.000 millones de pesos teniendo en cuenta la proyección que tiene la secretaria de Hacienda Departamental, incluyendo el servicio de la deuda.

La Asamblea del Valle del Cauca aprobó para el deporte destinar el 100% del degüello de ganado mayor, y si existiera en el Atlántico la  voluntad política de los diputados vallunos y en una reforma tributaria se aprobara el  50% representarían 1.500 millones de pesos que pueden ser invertidos en los 22 municipios en programas deportivos y recreativos.

Otra alternativa, esta si como nueva fuente de financiación, es la presentación y aprobación de una Ordenanza mediante la cual se destine el 25% de la publicidad de las distintas secretarias e institutos descentralizados hacia el programa “Deportista Apoyado”, con el fin de garantizar los recursos necesarios a los mejores deportistas del Atlántico para su preparación y participación en eventos nacionales e internacionales.

 El Concejo de Barranquilla aprobó el impuesto a la telefonía móvil que le permite al deporte y la recreación tener recursos estimados en 20.000 millones de pesos, hecho por demás plausible y gratificante. Vamos a ver qué sucede con los Honorables miembros de la Asamblea del Atlántico y los concejales de los restantes 22 municipios del Atlántico.

Tal y como en la actualidad está financiado, el deporte del Atlántico está destinado a su pronta defunción. Ese estado crítico al cual llego, y que se deduce de la anterior participación en los eventos más importantes del deporte aficionado en Colombia (Juegos Deportivos Nacionales, puesto 14, y Juegos Intercolegiados puesto 15), permiten diagnosticar que en el mes de agosto sale de “cuidados intensivos” para darle su “cristiana sepultara”.

Hasta   ese mes alcanzan los recursos de Indeportes que es la entidad que administra la pobreza deportiva en el Atlántico. Solo hasta esa fecha, alcanzan los recursos    para cancelar los honorarios de los 51 entrenadores y monitores al servicio de las 27 ligas, para sostener los subsidios de los 81 deportistas apoyados (los mejores del Atlántico por categoría), para apoyar a los deportistas que en representación del Atlántico participan en campeonatos nacionales, para adquirir implementos deportivos.

 Así, como en la Guajira, lamentablemente mueren niños de hambre en un hecho que necesariamente debe ser reprochado por la negligencia de quienes deben impedir tal situación, en el Atlántico el deporte tiene sus meses contados a causa de inanición financiera ante la mirada indolente de quienes tienen la responsabilidad de evitar a toda costa que ello sucede. Y no es complejo: con voluntad política para la   reforma al Estatuto Tributario se puede “salvar el paciente”.

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